El concepto de familia ha cambiando a lo largo de los años y por extensión, las celebraciones también. Las innovaciones conviven con las tradiciones, y las fiestas se combinan, en algunos casos para ahorrar costes, pero en la mayoría de las ocasiones, como el hecho que nos ocupa, porque la conjunción de dos importantes actos vitales tienen tal relevancia que el juntarlos supone dotarlos de un gran sensibilidad.
Así Cristina y Javier, quisieron celebrar en un mismo acto su boda y el bautizo de la pequeña Leyre, para compartir de este modo uno de los días más importantes de su vida con ‘la niña de sus ojos, para que ella no perdiera ni un ápice de protagonismo. Esta boda-bautizo tuvo lugar en Sueca y nos centramos en una idea de conjunto, donde aunque cada celebración tuviera su espacio, existiera un importante hilo conductor que los unificara.
Así, los colores predominantes fueron el blanco, el rosa claro y el marrón pastel con algunas pinceladas herbarias de verde para romper con los tonos pastel y darle un punto rebelde.
Uno de los elementos integradores fue la confección de un libro de firmas, inventado por nuestros dibujantes y diseñadores que contaba mediante imágenes y texto la historia de los padres, dando paso al relato que a penas acaba de comenzar, el de Leyre.
Tomando como punto de partida las imágenes del libro se personalizaron las servilletas de la mesa infantil, galletas, bolsas de chucherías y bolas de gominolas. Como novedad, los menús de los niños que también estaban tematizados con el dibujo del libro, eran comestibles.
Además, se colocó un seting constituido por una mesa de maquillaje al que no le faltaba un detalle: pintalabios, espejitos, pintauñas, coloretes, sobras de ojos, y un largo etcétera encaminado a hacer las delicias de las niñas asistentes.
El recibidor, creado para establecer la distribución de mesas, ya marcaba la temática general, que posteriormente se vio reflejada en cada una de las mesas. Coquetas jaulas con claveles, ideales para este tipo de eventos puesto que esta flor simboliza la elegancia, que se combinaron con alhelí que posee el significado de permanencia, durabilidad. Ideal para la celebración de un matrimonio.
Tres letras en cartón rustico ponían el punto de inflexión en este conjunto decorativo donde además de identificar a los comensales, cumplía la función de dar paso a esta doble celebración.
